(Luis Miguel Modino) - La vida religiosa latinoamericana ha asumido la lucha contra la trata de personas como una de sus principales banderas, algo en lo que cuenta con el total apoyo del Papa Francisco, siempre situado al lado de las víctimas. Fruto de esa misión en común, el grupo Trata-CLAR se ha reunido de 20 a 22 de febrero, para estudiar la realidad de los diferentes países del continente en lo que hace referencia a esa lacra social y encontrar caminos que permitan avanzar en ese combate.
La reunión ha tenido lugar en Bogotá, Colombia, y en ella se han hecho presentes representantes de las redes Kausay Cono Sur, Kausay Perú, Ramá de América Central, Raamin de México, Red contra la Trata de la República Dominica, un Grito por la Vida de Brasil y Tamar de Colombia, junto con representantes del Secretariado de la CLAR, Conferencia Caribeña y Latinoamericana de Religiosas/os.
Las representantes han constatado que se está llevando a cabo una apuesta por la prevención, en un trabajo que se está desarrollando con personas de todas las edades, desde niños a adultos, a través de actividades que están ayudando a tener cada día más conciencia sobre lo que es y como se presenta la trata, una realidad que afecta de un modo tan cruel a la sociedad latinoamericana. Estas acciones están ayudando a la gente a protegerse, cuidar unos de otros y llevar a cabo las denuncias.
En una sociedad en la que poco a poco se está dando un retroceso en los derechos adquiridos y en la condena de la trata de personas y del tráfico de drogas, también se están llevando a cabo una serie de luchas que puedan tener una incidencia política y así cobrar a las autoridades un mayor compromiso en la defensa de las víctimas. Al mismo tiempo, las redes denuncian la situación de anomía y corrupción generalizada que se ha instalado en la sociedad latinoamericana, a lo que se une un alto índice de violencia, que se traduce en feminicidios, secuestros, sobre todo de niños, algo muy común en Colombia, situación que se repite en otros países.
Otro aspecto que es constatado por las redes contra la trata es el problema dela emigración, especialmente de los venezolanos, que están llegando masivamente a todos los países, especialmente Brasil y Colombia. Junto con ello, la situación de México y las políticas xenófobas de Trump. En general, la sociedad latinoamericana vive una situación de dolor, retroceso, preocupación, aprensión ante la pérdida de derechos democráticos.
Como reconoce la representante de la Red un Grito por la Vida, Eurides Alves de Oliveira, se trata de "un escenario desalentador, donde se percibe que la exclusión crece, que la violencia se agudiza, que los derechos están cada vez siendo más violados y las garantías son negadas, con políticas públicas ineficientes".
A partir de ahí, las redes contra la trata, desde la fe y de la Palabra de Dios, han querido descubrir los nuevos desafíos, entre los que se destaca la dificultad para llevar a cabo una incidencia política en una sociedad en crisis, donde el tráfico en sus diversas modalidades sólo aumenta; la necesidad de intervenir y acoger solidariamente a los emigrantes, que ayude a humanizar, superar prejuicios, exigiendo a los gobiernos de cada país que se dispense a esas personas un trato humano; otro desafío es la situación de las mujeres, el alto índice de feminicidios, violaciones, explotación sexual y prostitución forzada. Las participantes del encuentro también han denunciado el miedo de las Iglesias a abordar estas problemáticas, inclusive la llamada ideología de género.
Junto con estos desafíos externos, están aquellos que se pueden considerar internos y que hacen referencia a la falta de recursos para el trabajo de las redes, así como dificultades en la comunicación y articulación de las diferentes acciones, que muchas veces se llevan a cabo de forma aislada, siendo necesario entrelazar las fuerzas, juntar energías y movilizarse conjuntamente en torno de esa problemática.
El ejemplo de las parteras Séfora y Fua, desobedientes y valientes, sostenidas por la fe en el Dios de la Vida, que no aprueba los mecanismos de muerte del sistema opresor, sirve a las redes contra la trata para encontrar hoy medios y caminos para salvar la vida, constatando que su misión en el enfrentamiento de la trata es una causa que nace de Dios. Por eso es necesaria audacia, profecía, radicalidad en las posiciones, creatividad en las estrategias, tejiendo redes entre ellas y con la sociedad civil, articulando las fuerzas para hacer presión a los órganos públicos, sin recular ni perder la esperanza ante la situación actual, siendo conscientes que son enviadas y sostenidas por Dios.
Conocer la realidad local, ha ayudado a las partipantes del encuentro a descubrir que "el origen de la trata y de las diferentes modalidades del tráfico está en la desigualdad social", según Eurides Alves de Oliveira. Esta es una realidad que se hace presente en las periferias de Bogotá, como de muchas ciudades latinoamericanas, lo que se traduce en falta de un lugar donde vivir con mínimas condiciones, de trabajo, de educación... Por eso, según la religiosa brasileña, "nuestra lucha será en vano sin un cambio del sistema, de esa economía excluyente, que mata, como dice el Papa Francisco, que genera, sustenta y promueve las formas de explotación y de violencia".
Fonte: Periodista Digital
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